miércoles, 14 de abril de 2010

Algo sobre David...



(...) fue desde sus comienzos en 2005 una especie de work in progress. Su autor, David de Ugarte, puso a disposición de internautas el desarrollo del mismo, algo que ya inscribe a este escritor en un determinado y vanguardista espacio del campo intelectual respecto a otros autores.

El también tecnólogo y economista nació en España en 1970 y a los 9 años ya sabía cómo desenvolverse con una consola Atari. Este paralelismo vida-tecnología nunca más lo abandonó, dado que los crecimientos y los avances se produjeron casi al unísono.

A sus 37 años, momento en que es publicada esta obra, el desarrollo de internet y la masividad de las computadoras lograron que su trabajo llamara la atención y encontrara lectores.

Entre sus lineamientos, se encuentra la posibilidad -gracias a la red de redes- de concebir las relaciones, de cualquier clase, no únicamente de tipo jerárquicas sino también de estilo distributivas, en las que cada cual tiene la capacidad de decidir sobre sus acciones, cierta independencia, pero está impedido de influir en aquellas de terceros. No hay un mando ajeno. Es decir, el vínculo mediado se quiebra, lo que trae una marea de consecuencias.

Entre sus aguas, aquella posibilidad de convocación masiva y decapitada. Es que gracias o por culpa de internet, el creador o pensador puede quedar en la nebulosa, ahogarse en el anonimato. El origen pierde ante las consecuencias, la masividad derrota al individuo.

Esta popularidad, en tanto populosa, no es más que aquella -desconocida y lejana para muchos- que hace pocos días (el 27 de marzo) imploraba a la sociedad apagara las luces y demás artefactos eléctricos por 60 minutos para dejar al planeta respirar un instante. Los resultados fueron sorprendentes:



(por más palabras no tantas imágenes, http://translate.google.com.ar/translate?hl=es&langpair=en%7Ces&u=http://www.earthhour.org/)

Confirmado: la adhesión resultó frondosa, y la web -así como demás redes algo más palpables como el boca a boca; o no tanto como la TV- demostró su poderío como si advirtiera: “Esto recién comienza”.


Por si te importan las ideas de David pero más su cara


miércoles, 7 de abril de 2010

¿Cuál de los dos poderes?

Los dos (verbo y fuerza, claro).

Es que las redes lograron que informar perdiera su significancia, aquella que ameritaba importancia, en apoyo a la no relevancia...y sí...Cuántas cosas en internet que no valen la pena siquiera chusmear, ¿no? ¡Qué intolerancia!

Modernidad, fría temporalidad.

La cuestión es la supremacía de la inmediatez. Todo ya. La posibilidad, el poder como verbo, no debería ser imponente. La capacidad no es necesidad. Es cierto, es una ventaja saber que si queremos tenemos la chance de saber qué ocurre en Sumatra, pero eso no amerita deber. El poder...¿de quién es?

En este momento, las pautas las pone la red. Ella, que sin nada a cambio invita a la gente a "expresarse", "escribirse", "sincerarse"... Qué raro usar la reflexibilidad en la otredad. Sí, dije eso, cero lenguaje bloggero, y que me entiendan...

Pero no, esto no es mi diario íntimo, voy a volver a ella y su beneficencia. Y es que nos da la posibilidad de decir, escribir todo aquello que queramos sin retribución. No vayamos a creer el poderío de la red se acrecienta cada vez que subimos, posteamos...no. La red es social, lo dice facebook, por lo tanto se rige por los mandatos del socialismo.

Disponibilidad, una gran generosidad. Circularidad. Indefinición. ¿Indefinición? No, yo soy; mirá, tengo un blog. Leé mi perfil.

La ausencia de roles, la capacidad de ser tanto emisor como receptor; de ser informante e informado; de ser periodista y peridiotizado.

La aceptación de la pérdida de la distinción. La verdadera identidad, la idéntica.