
(...) fue desde sus comienzos en 2005 una especie de work in progress. Su autor, David de Ugarte, puso a disposición de internautas el desarrollo del mismo, algo que ya inscribe a este escritor en un determinado y vanguardista espacio del campo intelectual respecto a otros autores.
El también tecnólogo y economista nació en España en 1970 y a los 9 años ya sabía cómo desenvolverse con una consola Atari. Este paralelismo vida-tecnología nunca más lo abandonó, dado que los crecimientos y los avances se produjeron casi al unísono.
A sus 37 años, momento en que es publicada esta obra, el desarrollo de internet y la masividad de las computadoras lograron que su trabajo llamara la atención y encontrara lectores.
Entre sus lineamientos, se encuentra la posibilidad -gracias a la red de redes- de concebir las relaciones, de cualquier clase, no únicamente de tipo jerárquicas sino también de estilo distributivas, en las que cada cual tiene la capacidad de decidir sobre sus acciones, cierta independencia, pero está impedido de influir en aquellas de terceros. No hay un mando ajeno. Es decir, el vínculo mediado se quiebra, lo que trae una marea de consecuencias.
Entre sus aguas, aquella posibilidad de convocación masiva y decapitada. Es que gracias o por culpa de internet, el creador o pensador puede quedar en la nebulosa, ahogarse en el anonimato. El origen pierde ante las consecuencias, la masividad derrota al individuo.
Esta popularidad, en tanto populosa, no es más que aquella -desconocida y lejana para muchos- que hace pocos días (el 27 de marzo) imploraba a la sociedad apagara las luces y demás artefactos eléctricos por 60 minutos para dejar al planeta respirar un instante. Los resultados fueron sorprendentes:
(por más palabras no tantas imágenes, http://translate.google.com.ar/translate?hl=es&langpair=en%7Ces&u=http://www.earthhour.org/)
Confirmado: la adhesión resultó frondosa, y la web -así como demás redes algo más palpables como el boca a boca; o no tanto como la TV- demostró su poderío como si advirtiera: “Esto recién comienza”.
Por si te importan las ideas de David pero más su cara